Los desastres crónicos, como las epidemias sanitarias, las sequías y las hambrunas siguen cobrando un gran número de víctimas en los países en desarrollo.
Con el hambre y las hambrunas que prevalecen en todos los rincones del mundo, especialmente en África, la tarea de las Naciones Unidas es simplemente enorme.
Utilizan los datos obtenidos en la evaluación de la pobreza y del hambre, así como la información proporcionada por los centros meteorológicos u otras instituciones de investigación.
El Sr. Manis (Sudán) dice que la comunidad internacional comparte la responsabilidad por las políticas que han llevado a la hambruna en muchos países de África.
Los servicios estaban destinados a responder a desastres que aparecían lentamente, como la hambruna y la desertificación, y a situaciones de emergencia repentinas, como tsunamis, terremotos e inundaciones.
La primera de esas situaciones es la que atrae la atención del mundo y concita la ayuda humanitaria; sin embargo, sólo causa un 10% del hambre en el mundo.
El nuestro es un mundo al que, de manera continua y persistente, hay que señalar a la atención la realidad de la pobreza extrema, el hambre y las enfermedades.
Si bien los requerimientos iniciales de apoyo eran modestos en términos de dólares, la respuesta inmediata pudo haber impedido el hambre que siguió al flagelo generado por las langostas.
Como se observó en sesiones anteriores, millones de personas de África siguen viéndose afectadas por la hambruna, la pobreza extrema y las pandemias y sobreviven míseramente todos los días.
Quienquiera que mire con objetividad la situación de África no pueden dejar de ver las enfermedades endémicas, las crisis patentes y latentes, las catástrofes naturales, el hambre y el analfabetismo.
Asimismo, señala que la desertificación agrava la inseguridad alimentaria, el hambre, la pobreza y las tensiones políticas y sociales, y, por consiguiente, constituye un grave obstáculo para el desarrollo sostenible.
El objetivo de los servicios es dar respuesta a desastres de inicio lento como las hambrunas y la desertificación, así como emergencias repentinas como los maremotos, los terremotos y las inundaciones.
La energía puede reducir la pobreza y prevenir el hambre facilitando aplicaciones generadoras de ingresos y el establecimiento de microempresas y suministrando electricidad para bombear agua, procesar y moler alimentos y cocinar.
La edad media era un tiempo increíblemente peligroso, uno podía morirse de cualquier cosa: la peste, hambrunas, las brujas, las cruzadas y por traducir la Biblia.
Por ejemplo, cuando una hambruna masiva golpeó a China a principios de los 60, la probabilidad relativa de tener un hijo bajó de golpe - hasta que la hambruna terminó.
Y en Sudán cada día es más probable que se alcancen niveles récord de hambre, mientras continúan los intensos combates, advierten las agencias humanitarias de la ONU.