安徒生童话:豌豆公主 La princesa y el guisante

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Érase una vez un príncipe que quería casarse con una princesa, pero que fuese una princesa de verdad.

En su busca recorrió todo el mundo, más siempre había algún pero.

Princesas había muchas, más nunca lograba asegurarse de que lo fueran de veras; cada vez encontraba algo que le parecía sospechoso.

Así regresó a su casa muy triste, pues estaba empeñado en encontrar a una princesa auténtica.

Una tarde estalló una terrible tempestad; se sucedían sin interrupción los rayos y los truenos, y llovía a cántaros; era un tiempo espantoso.

En éstas llamaron a la puerta de la ciudad, y el anciano Rey acudió a abrir. Una princesa estaba en la puerta; pero ¡santo Dios, cómo la habían puesto la lluvia y el mal tiempo!

El agua le chorreaba por el cabello y los vestidos, se le metía por las cañas de los zapatos y le salía por los tacones; pero ella afirmaba que era una princesa verdadera.

"Pronto lo sabremos", pensó la vieja Reina, y, sin decir palabra, se fue al dormitorio, levantó la cama y puso un guisante sobre la tela metálica; luego amontonó encima veinte colchones, y encima de éstos, otros tantos edredones.

En esta cama debía dormir la princesa. Por la mañana le preguntaron qué tal había descansado.

—¡Oh, muy mal! —exclamó—.

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