El cáncer es algo espeluznante y misterioso.
En el proceso de intentar comprenderlo, para exterminarlo mejor, se ha descubierto una paradoja biológica aún no resuelta: los animales grandes parecen inmunes al cáncer.
Lo que no tiene mucho sentido ya que lo lógico sería que, a mayor tamaño, más cáncer.
Para comprender el porqué, primero hay que fijarse en la propia naturaleza del cáncer.
Nuestras células son robots de proteínas formadas por cientos de millones de elementos.
Guiadas solo por reacciones químicas, crean y destruyen estructuras, son el soporte de un metabolismo para obtener energía o fabrican copias perfectas de ellas mismas.
Estas complejas reacciones químicas se denominan secuencias.
Son redes bioquímicas sobre más redes, entrelazadas y superpuestas unas sobre otras.
Las mentes humanas sencillas apenas podemos comprenderlas, pero funcionan a la perfección.
Hasta que dejan de hacerlo.
