Para la mayoría de los humanos, las flatulencias son un alivio bienvenido, un incidente vergonzoso o una oportunidad para una broma con gas.
Pero para muchas otras criaturas, las flatulencias no son motivo de risa.
En lo profundo del reino animal, las flatulencias pueden servir para intimidar, como actos de autodefensa e incluso armas de asesinato maloliente.
Las partes más olorosas del reino animal no son letales, pero pueden arruinar su viaje a la playa.
Las focas y los leones marinos son conocidos por tener flatulencias muy fétidas por su dieta.
Los pescados y mariscos tienen mucho azufre.
En la digestión, las bacterias intestinales de los mamíferos descomponen el azufre y los aminoácidos con azufre para producir disulfuro de hidrógeno, un gas con olor parecido a huevos podridos.
Las focas y los leones marinos no pueden evitar su flatulencia apestosa, pero algunos animales las despliegan estratégicamente.
Tanto la serpiente de hocico de Cerdo Oriental como la serpiente coral de Sonora usan una táctica llamada chasquidos de cloaca.
Esto implica succionar aire en su cloaca, un agujero utilizado para orinar, defecar y reproducirse, y luego dispararlo con un fuerte estallido.