La motivación es la experiencia de querer algo o querer evitarlo.
Cuando estudiamos cómo nos motivamos para aprender, desarrollarnos y tener éxito, podemos identificar dos fuerzas contrarias: las extrínsecas y las intrínsecas.
Por un lado, queremos pertenecer, deseamos ser amados y buscamos recibir la atención que creemos merecer.
Estamos motivados extrínsecamente por las recompensas para poder progresar socialmente.
Por otro lado, nos esforzamos por explorar cosas que sean satisfactorias en sí mismas, sin tener en cuenta las recompensas.
Estamos motivados intrínsecamente por una curiosidad natural que seguimos porque nos parece correcta.
Las opiniones de los demás no importan.
Para entender por qué probablemente necesitamos una buena combinación de ambos, imaginemos a dos niños de cuatro años.
Ambos crecen en familias que solo quieren lo mejor para sus hijos, pero tienen puntos de vista completamente opuestos sobre cómo motivarlos para que triunfen.
Los padres de Tom creen que todo lo que su hijo necesita es amor.
