MACARIO.
De Juan Rulfo.
Estoy sentado junto a la alcantarilla aguardando a que salgan las ranas.
Anoche, mientras estábamos cenando, comenzaron a armar el gran alboroto y no pararon de cantar hasta que amaneció.
Mi madrina también dice eso: que la gritería de las ranas le espantó el sueño.
Y ahora ella bien quisiera dormir.
Por eso me mandó a que me sentara aquí, junto a la alcantarilla, y me pusiera con una tabla en la mano para que cuanta rana saliera a pegar de brincos afuera, la apalcuachara a tablazos… Las ranas son verdes de todo a todo menos en la panza.
Los sapos son negros.
También los ojos de mi madrina son negros.
Las ranas son buenas para hacer de comer con ellas.