Es muy difícil entender la vida ya que estamos totalmente inmersos en ella.
Es como intentar comprender el océano mientras aprendemos a nadar: la mayoría de los días nos basta con mantener la cabeza por encima del agua.
Por eso no es fácil saber qué hacer con la vida y cómo pasar el tiempo.
Hay millones de distracciones.
La familia, los amigos, los amores, el trabajo aburrido y los proyectos apasionantes.
Hay videojuegos que jugar y libros que leer.
Y luego está el sofá, que necesita que alguien se tumbe en él.
Es fácil perderse. Por eso vamos a dar unos pasos hacia atrás y contemplar la vida con perspectiva.
El espectador medio de Kurzgesagt tiene unos 25 años.
Eso supone una buena parte de la vida de la mayoría: Las inseguridades de la adolescencia han empezado a remitir.
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