Brilla el sol en el cielo y el aire fresco sopla suavemente a través de las hojas del bosque.
Un mono carayá adulto descansa sobre la copa de un árbol tropical del noreste argentino.
Las selvas y bosques donde habita son húmedos y lluviosos y permiten el crecimiento de una abundante variedad de vegetación.
Se mueve seguro entre las ramas y encuentra en todas partes su alimento.
Principalmente, hojas, brotes y frutos.
Muy rara vez desciende de los árboles.
El mono carayá siempre está en grupo.
Los machos adultos son completamente negros y las hembras son más pequeñas y pardas.
Esta especie puede emitir potentes aullidos.
Tan fuertes que se escuchan a más de un kilómetro de distancia.
