Brasil, el país de la samba y llamado el gigante sudamericano, se encuentra en el centro de una controversia lingüística y política que trasciende su sistema educativo y que podría potencialmente cambiar la dinámica geopolítica de la región.
Muy recientemente, una coalición de países europeos, liderada por Francia, intervino para evitar que el español se estableciera como lengua obligatoria de enseñanza en las escuelas brasileñas.
Pero ¿qué hay detrás de todo esto?
¿Por qué Europa le teme tanto a la unión iberófona en América?
Esto y mucho más te lo explicamos a continuación.
La historia de la enseñanza obligatoria del español en Brasil comenzó oficialmente en 2005 con la promulgación de la Ley nº 11.161, conocida como la "Ley del Español", bajo el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Esta ley estipulaba que el español se ofrecería, junto con el inglés, como lengua extranjera obligatoria en las escuelas de educación media en todo el país.
La intención era clara: fomentar la integración regional en América Latina y aprovechar la proximidad cultural y geográfica de Brasil con los países de habla hispana para formar un potente bloque de alianzas económicas y culturales que favoreciera el acercamiento entre Brasil y los países primos hermanos del continente.
Brasil, como potencia regional y con una competencia plenamente bilingüe respecto el español, tendría las condiciones perfectas económicas, geográficas y políticas para lograr una unificación iberófona a escala global que no se ha podido dar del todo por la barrera que se percibe entre lusófonos e hispanohablantes.
Bajo la presidencia de Dilma Rousseff, sucesora de Lula, la ley continuó en vigor, fortaleciendo los lazos lingüísticos y culturales con la comunidad hispana.