Como seres humanos, pasamos aproximadamente un tercio de nuestras vidas durmiendo.
Cuando hay luz natural nos despertamos, y por la noche nos sentimos somnolientos.
Este fenómeno se llama el ciclo "día y noche" del cuerpo o el ritmo circadiano.
Los ritmos circadianos controlan cómo dormimos y cuándo nos despertamos.
Están gestionados por el aumento y la disminución de ciertos químicos, como las hormonas melatonina y cortisol, y el neurotransmisor adenosina.
La melatonina, por ejemplo, es sensible a la luz, aumenta con la oscuridad y nos ayuda a entrar en un sueño profundo.
El cortisol se dispara en medio de la noche y provoca el sueño MOR, la fase en la que soñamos, y luego nos despierta.
La adenosina se acumula durante el día, reduce gradualmente nuestra alerta y eventualmente nos hace sentir cansados.
Durante 24 horas: con alguien que duerme de 10 p.m. a 7 a.m., los cambios en la melatonina, el cortisol y la adenosina típicamente se ven así.
Ahora, aunque las personas tienen diferentes ritmos circadianos, conocidos como diferentes cronotipos, el ritmo en sí mismo cambia a medida que crecemos y envejecemos.