Érase una vez, una noche como esta, hace mucho tiempo.
La virgen María y San José llegaron a Belén buscando un lugar para pasar la noche.
A lo lejos vieron una posada y fueron a preguntar si tenían habitación donde dormir.
El dueño de la casa le contestó que no tenía sitio.
Estaba todo lleno.
Entonces, María y José siguieron buscando hasta llegar a otra casa.
El dueño salió y preguntó qué sucedía a esas horas y María y José le preguntaron si podrían quedarse esa noche a dormir allí.
El dueño negó con la cabeza y les cerró la puerta.
María y José, cansados y con mucho frío, volvieron a llamar de nuevo a otra casa para preguntar si podían quedarse allí a pasar la noche.
María, que estaba embarazada y con mucho frío, le pidió poder pasar allí la noche.
