Como seres humanos, nos enorgullecemos de muchas cosas: desde los aceleradores de partículas, a la poesía y los Pokémon.
Todos han sido posibles por algo que valoramos extraordinariamente: la inteligencia.
Pensamos que la inteligencia es una característica, como la altura o la fuerza.
Pero al intentar definirla, todo se vuelve confuso.
En pocas palabras, la inteligencia es un mecanismo para solucionar problemas.
Especialmente el problema de estar vivo, que conlleva encontrar comida y refugio, contender con competidores sexuales o huir de los depredadores.
La inteligencia no es algo simple.
Abarca la capacidad de reunir información, aprender, ser creativo, elaborar estrategias, usar el pensamiento crítico...
Se manifiesta en una enorme variedad de comportamientos.
Desde reacciones innatas o instintivas, a distintos grados de aprendizaje y a cierto tipo de consciencia.