El mito de Orfeo y Eurídice.
Hace muchos años, en los tiempos de la Grecia antigua, vivía un joven llamado Orfeo quien era hijo del rey Eagro, Rey de Tracia, y de Calíope, la musa de la poesía.
Orfeo era un músico prodigioso.
Solía tocar su espléndida arpa cuya música tenía el poder de encantar y aplacar incluso a las criaturas más salvajes y los corazones más endurecidos de los hombres.
Pero más allá de su talento, es una historia de amor la que marcaría su destino para siempre.
En lo profundo de los bosques, donde los arroyos danzaban entre las sombras y los árboles susurraban secretos antiguos, Orfeo conoció a Eurídice, una ninfa de los bosques de una belleza deslumbrante.
Desde el momento en que sus miradas se encontraron, el destino se tejió entre ellos, y sus corazones se unieron en un amor puro y eterno.
Sin embargo, su felicidad terrenal fue efímera.
Un día, mientras Eurídice paseaba sola por el bosque, fue acechada por Aristeo, un cazador que había puesto sus ojos en la hermosa ninfa.
En su desesperación por escapar, Eurídice corrió entre los árboles, pero una serpiente venenosa la alcanzó y la mordió, arrebatándola de este mundo.
