Lo que más me interesaba era, por ejemplo, cuando había que diseñar un logotipo o un símbolo, porque este símbolo debe evocar en el lector un concepto.
Que diga: “¡Ah, esto parece que es…"!.
Tienen que tener unos rasgos visuales, como por ejemplo, la utilización de un determinado tipo de tipografía, siempre en todos los soportes, de modo que cuando uno miraba un impreso, sin leerlo, ya decía que era de la empresa “tal".
Cuando llegó la hora en que tenía que elegir una profesión, yo quería ser diseñador de entrada.
Mis padres me llevaron a un psicólogo y tuve que llevar unos cuadernos que había escrito a mano.
Cuando vio esto, dijo: “Bueno, usted tiene que ser, en alemán,’Schriftsetzer'".
Es decir,"ponedor de letras”.
Entonces me pusieron en una imprenta en donde se componían textos a mano.
Cuando acabé el aprendizaje, le dije a mi querido maestro, Ruder, que yo quería diseñar y no componer letras.
Y llegó el día que cambió mi vida, en que me dijo: "¿Quiere usted ir a Nueva York”?.