Este segundo flujo de aire entra en una zona con varios cientos de millones de células receptoras olfativas altamente especializadas, muchas más que nuestros 5 millones.
Lo que sí se sabe es que, además del hipocampo, la producción también ocurre en el lóbulo temporal y en las áreas del cerebro relacionadas con el olfato.
Como el olfato es más primario que otros sentidos, no pasa por el tálamo y directamente conecta con las estructuras del cerebro encargadas de la emoción y los instintos.
Después de una semana desde el último cigarrillo, los síntomas de abstinencia de nicotina ya deberían comenzar a disminuir y el sentido del gusto y el olfato deberían haber vuelto a los niveles de un no fumador.