Cuando ya tenía la impresión de estar perdido en el laberinto desde hacía una eternidad, su viaje, o al menos esta parte del mismo, terminó felizmente y con sorprendente rapidez.
Uno pensaría que que no tenemos no deberíamos tener a estas alturas de, del siglo, jóvenes enfrentando un racismo como el que quizás muchos años atrás pensábamos que no íbamos a tener que mirarlo en esta época.