Cuando se enteró de las intenciones de los hermanos Vicario, estos ya merodeaban por los alrededores de su casa esperándolo. Intentó meterse en el vestíbulo, pero se topó con la puerta cerrada.
Durante millones de años, los ciclos de hielo y deshielo merodean en estas grietas, mientras los vientos arañan las pendientes, y los arroyos y glaciares esculpen profundos valles en las laderas.
Ciertamente, los salvajes que a veces merodeaban por esta isla, jamás venían con el propósito de encontrar nada en ella y, por lo tanto, nunca se alejaban de la costa.
Si a esto le añadimos que el cuerpo de la cucaracha puede continuar moviéndose y respondiendo a estímulos externos porque esas reacciones no dependen de su cerebro, ¡una cucaracha zombi sin cabeza puede seguir merodeando por tu casa hasta por una semana!