En primer lugar, cuando ya tienes cierta independencia económica, no dependes del dinero de tus padres, porque tienes tu trabajo, o porque tienes ahorros, ¡da igual!
Prefiero un lugar donde haya un buen ambiente laboral y donde pueda aprender cosas nuevas, que un lugar con mal ambiente por muy bien que me puedan pagar.
Por otro lado, es verdad que las personas con experiencia son más exigentes y quieren mejores condiciones; cosa que las empresas no siempre están dispuestas a aceptar. La solución es difícil.
La alegría del trabajo sincero, de la aspiración digna y de la amistad sería suya; nada podía apartarla de su derecho a la fantasía o del mundo ideal de sus sueños.
El trabajo garantizado cambiaría la correlación de fuerzas y los trabajadores podrían recurrir a trabajos del gobierno que ofrecen condiciones y salarios decentes en campos como la educación, la salud y los cuidados.
La Organización Internacional del Trabajo recuerda que rara vez sucede porque los padres sean malos o no les importe, sino que surge de una falta de Justicia Social para la cual el antídoto es trabajo decente para los adultos.