Hemos trabajado muy duro para conseguir vivir más tiempo y sin embargo hoy nos planteamos el envejecimiento como un problema.
Yo también me planteaba el envejecimiento de la población como un problema y por eso hace unos años hice la maleta, lo dejé todo y me fui a una universidad muy buena de Estados Unidos, la Johns Hopkins, a adquirir herramientas que me ayudasen a combatir con el reto del envejecimiento.
Lo que yo no esperaba era me iba a dar cuenta de que mi visión de partida, mi imagen de la vejez, estaba distorsionada.
Tenía una serie de creencias, de estereotipos y de prejuicios que me impedían ver con claridad.
Podemos pensar que el envejecimiento es positivo o es negativo pero todos compartimos una cosa, y es que esa idea se hace muy pronto en nuestra vida.
Algunos estudios en los años 70 entrevistaron a niños entre 4 y 11 años, un gerontólogo, Seefeldt y sus colegas, le preguntaban a los niños qué imagen tenían de las personas mayores.
Los resultados son espeluznantes. 2 de cada 3 niños consideraban que las personas más mayores eran inútiles, incapaces de cuidar de sí mismas y generalmente pasivas.
Y esa imagen negativa que tenían del envejecimiento se convertía además en una expectativa de su propia vejez.
El 60% de los niños ya predecían que cuando envejeciesen, se iban a sentir horrible.
¿Y cómo puede saber un niño de 4, 5 ó 6 años, cómo va sentirse cuando sea mayor?