Muchas gracias. Ministro, rector, decano, consejero, equipo del rector, equipo del decano.
Agradezco también la presencia de la decana de la Facultad de Ciencias de la Información de la Autónoma de Barcelona. Licenciados y licenciadas de mi época. Muy buenos días.
Iba a empezar dando las gracias por la distinción que me hacen mi facultad y mi universidad, agradeciendo también la invitación para celebrar estos 50 años y poniendo en valor las virtudes de mis "compañeros" de carrera ilustres, cuya presencia también agradezco aquí esta mañana.
Todo era, y es, como verán, gratitud en los dos o tres minutos de palabras que había imaginado en mi cabeza. Pero claro, ayer, cuando le daba vueltas a qué podría decir esta mañana, sabía lo que me iba a pasar cuando entrara en esta facultad. Sabía lo que me sucedería a mí.
Venir cada día durante cinco años en la década de los noventa a esta Facultad deja huella. Quienes habéis pasado por lo mismo sabéis de qué hablo.
Estaba pensando también que quizá algunos de vosotros o vosotras estaréis preguntándoos, "¿y por qué quería ser yo periodista?".
Ahora también además me estoy acordando de lo que sentí cuando recibí la carta, (esa carta de las de antes, de papel, metida en un sobre, con el membrete correspondiente y que nos la dejaban en un buzón), esa carta, decía, en la que éramos admitidos como estudiantes universitarios de la Facultad de Ciencias de la Información después de aprobar la selectividad.
La verdad es que, si lo pensáis, suena a otro siglo, pero es que es de otro siglo.
Que la Facultad cumple 50 y yo a punto estoy, como sabéis. Como sabe toda España, vamos, por todos lados.
Os confieso que aprendí muchas cosas aquí. Aprendí a usar el tipómetro, a contar cíceros, sí, sí. ¿Os acordáis? Lo de los cíceros. Aprendí muchas más cosas, desde luego. En las aulas y fuera de las aulas, qué os voy a contar de la cafetería de la Facultad de Ciencias de la Información…