El fértil suelo de los valles permite cultivar una gran variedad de frutas y hortalizas, como fruta del pan, cítricos, caña de azúcar, sandías, bananas, ñame y frijoles.
Este es un mundo lúgubre en el cual, en vez de pan y medicamentos, en vez de desarrollo y fondos sociales, se ofrecen armas como camino hacia la felicidad.