Ese satélite canadiense del tamaño de un maletín obliga a los astrónomos a revisar las teorías sobre algunas estrellas y aporta nuevos conocimientos sobre los gigantescos y misteriosos planetas que rodean algunas estrellas.
Sobre la cama, tal como la hizo el marqués, seguía la maletita con que la llevó al convento. La tiorba cubierta de polvo estaba de cualquier modo en un rincón.