Por esas razones la Iglesia Adventista apoya uno de los programas de enseñanza más importantes del mundo ofreciendo educación a niños y niñas por igual.
Llegado este punto, el padre Fernando dejó una solemne pausa en la que pareció que esperase la respuesta de la congregación con algún latinajo o una réplica del misal.
Sin embargo, Delaura había procurado el apoyo de cofrades insignes, y aun de otras comunidades, y ninguno se había atrevido a pronunciarse contra las actas del convento ni a contrariar la credulidad popular.