Una barba rala sombreaba sus mejillas y su mentón; el cuello de la camisa aparecía con arrugas y manchas, y la corbata, algo caída, mostraba un nudo ridículamente pequeño.
Antes se puso en pie; yo le imité, me estiré la falda, deshice con cuidado sus arrugas. Cogió él su sombrero y le dio un par de vueltas, contemplándolo concentrado.
El nombre del establecimiento remite a las Islas Canarias y no dejamos de probar su versión de las papas arrugas servidas con mojo picón, que es un plato típicamente canario.