Sin embargo, la sociedad en la que vivimos hoy en día debe ser tolerante con las diferentes creencias religiosas, del mismo modo debe imperar el respeto entre creyentes y ateos.
Rojo vicioso, vieja meapilas, hijo de Lucifer, tía vinagre, ateo, degenerado y otras decenas de epítetos destinados a vilipendiar al comensal de enfrente saltaron por los aires en un fuego cruzado de gritos coléricos.