La cabellera de Sierva María se encrespó con vida propia como las serpientes de la Medusa, y de la boca salió una baba verde y un sartal de improperios en lenguas de idólatras.
Es por eso que tener babas de perro, bolas de pelo de gatos y huellas de barro cerca de tu madre mientras sigues en su útero puede darle a tu sistema inmune un buen empujón ¡incluso antes de que nazcas!