Y al notar que con la ceniza del cigarrillo esa mesa corría peligro le alargó al momento un cenicero al par que decía-: Considero que es afectación decir que la pena me impide ocuparme de asuntos prácticos.
Este se apartó el cigarrillo de los labios y, viendo que a su alrededor no había ningún cenicero, lo tiró en una taza de té. Luego levantó el brazo y dijo
La verdad, la verdad es que estaba, estaba hasta las narices, y ya estaba harto de irme a dormir y decir, hombre, sabes a ceniceros, sabes a cenicero tienes el sabor, tienes el sabor, tienes el sabor de un cenicero.