La combinación de oscuro fundamentalismo y apoyo a las organizaciones terroristas plantea una grave amenaza que todos los Estados Miembros deben rechazar.
Los nombres de los campos —Auschwitz-Birkenau, Belzec, Chelmno en el río Ner, Majdanek, Sobibor, Treblinka, Dachau— siempre nos recordarán el lado más oscuro de la naturaleza humana.
Esas circunstancias, que surgen del fanatismo ideológico, de la ignorancia y de la negación y desconfianza del otro, forman parte de los aspectos más oscuros de la condición humana.
Ello resulta especialmente penoso debido a que, si no se tratan inmediatamente, algunos daños, tales como el trauma psicológico, pueden ser irreparables, por no hablar de la oscura desesperación que produce la desilusión.
Esta ocasión exige una reflexión seria y una gratitud profunda a quienes hicieron el sacrificio máximo, y exige también la reconciliación con todas las víctimas de ese oscuro capítulo de la historia de la humanidad.