Tras un periodo entre Barcelona y París, el artista toma la decisión de instalarse definitivamente en el parisino barrio de Montmartre, asumiendo que sólo triunfaría de esta forma.
Ahora ya se puede ver, desnuda de andamios, exactamente igual a la que diseñó Viollet Le Duc y que devoró el incendio ante la conmoción de los parisinos.
En respuesta, miles de parisinos indignados unidos a soldados empáticos alentaron a asaltar la prisión de La Bastilla, un símbolo del poder real y un gran depósito de armas.