Esas enfermedades proliferan en entornos donde el acceso al agua potable y al saneamiento es escaso, una situación que se ve agravada por el cambio climático.
Aunque muchos textos religiosos antiguos contenían instrucciones para mantener los desechos lejos del agua potable y asentamientos, la gestión de los desechos tomó una forma más familiar desde el 3000 a. C.
En esa foto se ve algo como un río, pero las observaciones que envía el satélite demuestran que el agua no es potable, tendremos que llevar también nuestra propia agua potable.