En 2011, justo antes de que sucediera un terremoto en las costas de Japón, los investigadores en zonas cercanas registraron concentraciones muy altas de dos isótopos radioactivos, radón y torón.
La ciencia incorpora cada vez nuevas tecnologías para medir distintos indicadores como la emisión del gas radón o la ionización, pero no son fiables para hacer una predicción, nos dicen los expertos.
Estos científicos piensan que si construimos una gran red de detectores de radón y torón en las zonas más sísmicas, esto podría ser un prometedor sistema de advertencia y predecir sismos con una semana de antelación.