Un taxista nos engañó con los viajes, en muchos restaurantes nos cobraron la propina con el ticket, y en el aeropuerto nos pusieron muchos problemas para devolvernos los impuestos.
A mí me pasa algo curioso: que tengo complejo de taxista y siempre estoy dando aventón– así le decimos cuando llevas a alguien en tu carro– a personas desconocidas.