La señora Lynde no quiso ir; decía que las carreras de caballos eran abominables y que siendo religiosa, consideraba un deber sagrado mantenerse apartada.
Y cumpliré con mis obligaciones con total dedicación y una entrega sin condiciones, procurando siempre crecer como persona con el cariño y apoyo de mi familia.
Las agencias reiteran que el deber de rescatar sin demora a las personas en peligro en el mar es una norma fundamental del derecho marítimo internacional.
Anda vagando por ahí con Diana, escribiendo historias, ensayando diálogos u otras tonterías por el estilo, y nunca piensa en la hora o en sus obligaciones.