El único problema —y esto es cierto— fue que, transcurridos 100 días, su tía, la emperatriz viuda, decidió que ya estaba harta de él y lo encarceló por el resto de sus días.
El único problema —que me hizo dudar en citar ese ejemplo— fue que, transcurridos 100 días, su tía, la emperatriz viuda, decidió que ya estaba harta y lo encarceló por el resto de sus días.