Cayé había llevado chipas, y Podeley encendió fuego, no obstante los mil inconvenientes en un país donde, fuera de los pavones, hay otros seres que tienen debilidad por la luz, sin contar los hombres.
Esta historia contribuyó a aumentar el odio hacia la opulenta nobleza en general y la derrochadora reina en particular, lo que avivó las llamas de la inminente revolución y a ella a ¡gulp!