Detrás de esa imagen de pasarela, una imagen en la cocina, en la vitrocerámica, probando la cantidad de hilo, la cantidad de calor necesaria y los tiempos para que funcionara el material sin llegar a quemarnos.
Transcurrían en silencio como dos viejos esposos escaldados por la vida, más allá de las trampas de la pasión, más allá de las burlas brutales de las ilusiones y los espejismos de los desengaños: más allá del amor.