Señor presidente —dijo Hines—, el plan que el vallado Rey Díaz presentó ayer se caracteriza por un solo hecho: el de poseer la burda simpleza de un soldado.
Levantóse Sancho como mejor pudo, y pidió a su amo la espada, diciéndole que quería matar media docena de aquellos señores y descomedidos puercos; que ya había conocido que lo eran.