6.Cuatro meses después, un herrero del Aventino, alucinado por los engaños de los histriones, cargó sobre los hombros de su hijito una gran esfera de hierro, para que su doble volara.
7.Permanecí allí veinte días y les dejé las provisiones que pudiesen necesitar, en particular, armas, pólvora, municiones, ropa, herramientas y dos artesanos que me había traído de Inglaterra: un carpintero y un herrero.
8.Con los artesanos dormidos y sus negocios cerrados, no lograba distinguir si me movía por la zona de los caldereros y los hojalateros, o si avanzaba ya por la parte en la que a diario laboraban los hilanderos, los tejedores y los sastres.