Eslovenia desea reiterar que nunca ha fabricado, desarrollado, adquirido ni obtenido, almacenado o utilizado de ninguna otra forma armas biológicas y toxínicas.
Esos efectos pueden ser particularmente persistentes en las latitudes superiores, donde las bajas temperaturas impiden la descomposición microbiológica de los hidrocarburos tóxicos.
El uranio agotado deja un polvo radiactivo venenoso que se inhala e ingiere con facilidad y que provoca numerosas enfermedades y deformaciones genéticas.
Esa ley prohíbe la producción, el almacenamiento, el uso o la transferencia de productos químicos tóxicos para su empleo como armas químicas (artículo 14.3).
El transporte transfronterizo ilícito de materiales y productos químicos tóxicos, así como de desechos peligrosos, también constituye una amenaza para los ecosistemas y la salud humana.
El vertedero de desechos nucleares y tóxicos puede convertirse muy fácilmente en un arsenal para los terroristas en su búsqueda de armas de destrucción en masa.
Además de los efectos sobre la salud humana que se describen supra, la producción, el consumo y el uso de energía liberan distintas sustancias químicas tóxicas.
Con estos servicios se prestará asistencia a instituciones de los sectores privado y público para eliminar los COP y las sustancias tóxicas persistentes de los procesos de fabricación.
Además, intensificó los efectos de los desechos nucleares y tóxicos ilegalmente vertidos a lo largo de la costa de Somalia, cuestión que entraña connotaciones jurídicas y morales.
A ese respecto, Eslovenia declara solemnemente que nunca ha fabricado ni obtenido, adquirido o utilizado de cualquier otro modo gases venenosos ni asfixiantes, y que nunca lo hará.
A nuestro juicio, la tarea principal de la Convención sobre las armas químicas es eliminar los suministros actuales de sustancias tóxicas dentro de los plazos que hemos establecido.