Tras la evacuación de Vieques, los Estados Unidos han establecido un Comité Interinstitucional para que se ocupe del problema de la condición colonial de Puerto Rico.
La necesidad de protestar contra el estatus colonial de Puerto Rico y de definir alternativas eficaces para lograr la descolonización es ahora más evidente que nunca.
A decir verdad, parece más preocupado por proteger los intereses de quienes reivindican su soberanía que por ayudar al pueblo colonial de un territorio a lograr su descolonización.
Con el pretexto de combatir el terrorismo, la Potencia colonial hace caso omiso de los problemas relacionados con la colonización, principalmente de las inadmisibles condiciones de vida existentes en Vieques.
Al mismo tiempo, sin embargo, es muy importante recordar —o por lo menos no vendría mal que a veces recordáramos— que los soldados de las colonias también contribuyeron a esa victoria.
Por lo tanto, el problema de Puerto Rico no reside en su supuesto estatus colonial, sino en prácticas discriminatorias que reducen a los puertorriqueños a la categoría de “ciudadanos de segunda”.
De una típica economía colonial basada en la producción de caña de azúcar, bananas y café, Jamaica ha evolucionado hacia una economía relativamente grande y diversificada en beneficio de su población.
Las disposiciones del presente artículo no se aplican a las actividades de lucha contra una Potencia ocupante o una Potencia colonial para conseguir la independencia y realizar el derecho a la libre determinación.
Después de agradecer el interés que demuestra el Comité por Puerto Rico, la oradora asegura que hace ya mucho que Puerto Rico ha dejado de ser una colonia, si bien, lamentablemente, todavía carece de estadidad.
Pese a la falta de éxito, los países del MERCOSUR estiman necesario que la comunidad internacional haga un llamamiento a las partes para que resuelvan este problema colonial que todavía existen en el Atlántico Sur.
El año pasado, Antigüe, Barbuda, San Cristóbal y Nieves, Singapur, Barbados y las islas Cook derogaron leyes coloniales que criminalizaban las relaciones.
Y hoy, la mayoría de las personas que conducen por la izquierda viven en países, como India, Sudáfrica y Australia, que alguna vez fueron colonias británicas.