Primero, el mayor desafío de nuestra época es la degradación espiritual de los seres humanos debida al distanciamiento del orden prevaleciente de la moralidad y la unidad del monoteísmo.
Por tanto, la responsabilidad principal recae sobre los consumidores de drogas que residen en el primer mundo, donde el deterioro social y el debilitamiento de la familia han incrementado significativamente el consumo de estupefacientes.
La vida desenfrenada de los ricos y su depravación fue fielmente plasmada en los cuadros que nos muestran tanto su derroche de dinero como sus romances superficiales.
Todos mi temores quedaron sepultados bajo la impresión que me causó el horror de ver semejante grado de infernal e inhumana brutalidad y tal degeneración de la naturaleza humana.
Y ahora decía que había muerto en Estoril de Lisboa, balneario y guarida de la decadencia europea, donde nunca había estado, y tal vez el único lugar del mundo donde no hubiera querido morir.