Como se sabe, el laurel estaba consagrado a Apolo, y las guirnaldas hechas con estas hojas suponían una recompensa particularmente adecuada para el que sobresalía en cualquier campo de la actividad humana.
En ella se ubica el famoso Ángel de la Independencia, una columna alta rematada con una estatua de una victoria alada, sosteniendo una corona de laurel y una cadena rota, que simboliza la libertad.
A la heredera al trono la hemos visto con gesto solemne, cantando 'La muerte no es el final' y, por sorpresa, depositando junto al rey la corona de laurel en el homenaje a los caídos.
En la versión madrileña se prepara con parte de los intestinos del cerdo, buey o vaca, a lo que le llaman callos, y se le suma ajo, tomate, cebolla, laurel, tomillo, y un poco de morcilla y chorizo.