Su hermosura plácida ofrecía un encanto angelical de pudor, y la imperceptible sonrisa, que no se borraba de sus labios, parecía un reflejo de su alma.
¡Inés! Su hermosura, su mirada, única entre todas las mujeres, habían sido mías bien mías, porque me habían sido entregadas con adoración —también apreciará usted esto algún día.
Otra hermosura que nos roban —espetó Ringier al hombre alto que estaba de pie a su lado, el único del grupo que no parecía interesado en todo aquel espectáculo.
¡Oh, qué hermosura! -- gritó Pinocho saltando de alegría--. En cuando recoja todas esas monedas me quedaré con dos mil para mí, y os daré a vosotros quinientas de regalo.
Era una cautiva abisinia con siete cuartas de estatura, embadurnada de melaza de caña en vez del aceite comercial de rigor, y de una hermosura tan perturbadora que parecía mentira.
Es como si el sol se donara en líquida hermosura y por cuatro cuartos, por el gusto de encerrarse en el recinto transparente del pueblo blanco, y de alegrar su sangre buena.