Este hombre estaba totalmente consciente del daño que causó: sabía que tenía una navaja, sabía dónde tenía que clavarla y sabía que iba a herir a la otra persona.
Tenían la forma de los dedos de un hombre cuando se crispaban como garras. Eran casi tan largos como los dedos del viejo y tenían filos como de navajas por ambos lados.
En Buenos Aires el Zahir es una moneda común de veinte centavos; marcas de navaja o de cortaplumas rayan las letras N T y el número dos; 1929 es la fecha grabada en el anverso.