En 1803, la Real Academia Española finalmente la incorporó de manera oficial en el alfabeto y los diccionarios, posicionándose así de manera triunfal en el idioma español.
Un gran arco triunfal fue levantado al inicio de la calle de San Francisco, donde las autoridades del ayuntamiento le entregaron las llaves de la ciudad a Iturbide.
Pero repentinamente, ante sus asustados ojos dilatados apareció la figura de Gilbert Blythe, con una sonrisa en el rostro que a Ana le pareció triunfal e insultante.
Lo único que iban a hacer era celebrar un banquete triunfal con aquellos tres cuerpos humanos (un festín bárbaro, sin duda), que no tenía nada de particular respecto a los que solían hacer.