La combinación de oscuro fundamentalismo y apoyo a las organizaciones terroristas plantea una grave amenaza que todos los Estados Miembros deben rechazar.
Un pueblo que se mantiene bajo ocupación inevitablemente resistirá la ocupación y luchará contra ella, como la historia nos lo demuestra muy claramente.
Lamentablemente, la experiencia nos enseña que hay Estados que se resisten a adherirse a esos tratados, o que habiéndose adherido socavan sus objetivos.
Condenamos de igual modo la tergiversación de la verdad que arbitraria e injustamente equipara con el terrorismo la resistencia a la ocupación y la coerción.
La comunidad internacional tendrá que mantener su compromiso a largo plazo y resistir la tentación de reducir sus fondos una vez que hayan pasado las elecciones.