Era un sinfín de símbolos, dragones, leones, soles, lunas y mercurios, y yo siempre tenía la impresión de hallarme en el camino equivocado, porque el lenguaje simbólico permite un gigantesco margen de error.
Cuando una persona se encuentra en una conversación relajada, tranquila, casual, yo creo que es bueno que todo el léxico, todo el vocabulario, las expresiones que utilice pertenezcan al mismo nivel de registro y viceversa.