Entonces se acostó pronto con ella, mejor que con cualquier otra, porque era más rica, porque era deliciosa y muy sensible, y porque nunca metía bulla.
A pesar de la ordinariez de la letra, el doctor Juvenal Urbino la ordenaba hasta muchos años después en las fiestas del Club Social como una prueba de su buen talante.
¡Por Dios que lo creo -respondió don Álvaro-, porque más gracias habéis dicho vos, amigo, en cuatro razones que habéis hablado, que el otro Sancho Panza en cuantas yo le oí hablar, que fueron muchas!
El aspecto exterior del andaluz se ha modernizado, pero su acento, su gesto, su fantasía, su sal, en una palabra, no han cambiado desde los días que Cervantes describía la vida sevillana en las Novelas ejemplares.
Y además de todo esto, debe poseer un algo especial en su aire y manera de andar, en el tono de su voz, en su trato y modo de expresarse; pues de lo contrario no merecería el calificativo más que a medias.