Al fin llegó a la pobre vivienda y echó un vistazo dentro. El niño se agitaba febrilmente en su camita y su madre habíase quedado dormida de cansancio.
Después los llevó a otra sala y en ésta había huevo hilado, yemas de coco, peladillas, pasteles de muchas clases y miles de confituras más, para que comieran lo que quisieran.
Aunque solo vayas a beber un vino o un vermut, entra al bar, cuyo interior tiene un mostrador de mármol y varias mesas, incluyendo barriles de vino que hacen la función de mesas.
Ahora imaginemos que a la persona que se llevó el nuevo y mejor celular se le cae al excusado y se descompone, es probable que sintamos un poco de Schadenfreude al enterarnos de esto.
Dejé caer el jaique al suelo y puse los brazos en cruz para que aquel desconocido comenzara a trastear por mis rincones, desatando nudos, destensando vendas y liberando mi esqueleto de su siniestra cobertura.