Los servicios de inteligencia obtienen entonces información sobre su programa de actividades y envían agentes a escuchar los sermones para comprobar qué mensajes transmiten.
El lunes, Abenjacán visitó la rectoría; las circunstancias de la breve entrevista no se conocieron entonces, pero ningún sermón ulterior aludió a la soberbia, y el moro pudo contratar albañiles.
El señor comisario se subió al púlpito y comienza su sermón, y a animar la gente a que no quedasen sin tanto bien e indulgencia como la santa bula traía.